Ferdinando I de Medici abrió las puertas de su ciudad "ideal" a todo el que quisiera vivir y trabajar en ella, sin hacer distinción de su religión o procedencia y les concedía ciudadanía toscana e indulto a cualquier condena que tuvieran en su ciudad de origen.
En cuanto a la visita turística puedes comenzar por las murallas diseñadas por Buontalenti, que integraba a la Fortezza Vecchia (obra de Antonio de Sangallo), y que presentan un curioso plano pentagonal circundado por canales. El color rojizo característico de los ladrillos reflejado en el agua llaman a ser centro de atención de las cámaras fotográficas de los turistas.
Para la tarde la sugerencia es caminar por el paseo marítimo y ver el atardecer desde la Terrazza Mascagni, con su gran balaustrada de más de 4000 columnitas y sus más de 34000 baldosas blancas y negras que completan los 8700 metros cuadrados de cuadrícula. En días despejados se puede llegar a ver la isla de Elba. También puedes llegar hasta la zona natural Romito (necesitas transporte público para llegar), donde encontrarás un acantilado y unas calas espectaculares.
Otros edificios curiosos de la ciudad son los depósitos de agua, de estilo neoclásico, hoy salas de exposiciones: el Cisternino di città, el Cisternone y el Cisternino di Pian di Rota. Y como museo te recomendamos el Giovanni Fattori ubicado en la majestuosa Villa Mimbelli.
Gastronómicamente Livorno es un referente en todo el país, gracias a la mezcla de culturas que ha vivido. Te recomendamos que pruebes el "cacciucco alla livornese", que es una caldereta hecha con 13 especies de pescados de mariscos, en salsa de tomate que se sirven sobre rebanadas de pan tostado con ajo y aceite de oliva.
Foto: Ivano Lucchesi (www.comune.livorno.it) "fossi medicei"
No hay comentarios:
Publicar un comentario